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Con el sector sanitario bajo presión, ¿cómo pueden ayudar los ciudadanos comunes y corrientes?
2024-04-10
by Pia
La presión sobre la salud en España y en todo el mundo es una preocupación recurrente por parte de la comunidad y las instituciones políticas. Se trata de un ámbito delicado y, como afecta a la vida humana, siempre merece gran atención en el debate público. Cada año se discuten nuevas estrategias para mejorar esta área y se crean nuevas formas de priorizar el viaje del paciente en las instituciones de salud, desde la atención primaria hasta los hospitales.
Es común ver y escuchar a tomadores de decisiones políticas hablar sobre el tema, mientras la sociedad exige mejorar la calidad de los servicios, a través de, por ejemplo, reducir los tiempos de espera para consultas y exámenes. Aún así, hay un punto importante que tendemos a ignorar: ¿cómo podemos todos nosotros, ciudadanos comunes y corrientes, ayudar a reducir la presión sobre la atención sanitaria y mejorar la eficiencia de los servicios?
En España, las ausencias a las citas médicas suponen una preocupación para los servicios sanitarios. Según el diario El Confidencial , la atención primaria de salud en Andalucía supuso el 7,15% de las ausencias en 2023. Esto supone que se produjeron 11.097 ausencias en los centros de salud por cada día laborable, un total de 2.785.393 consultas no realizadas en el año.
Sin embargo, este problema no se limita a la atención primaria. En el mismo diario, el doctor Jorge Fernández Parra, presidente del Consejo Andaluz de Facultades de Medicina (CACM) y jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología, afirma que en su servicio se realizan alrededor de 1.000 operaciones al año, pero las ausencias afectan la capacidad de respuesta : “Cada año siempre hay dos o tres pacientes que no se presentan a la operación, quedando el quirófano bloqueado, con una cirugía menos, durante una hora y media”.
Las inasistencias de los usuarios a las citas médicas repercuten en las listas de espera y en el uso de recursos, pero también en los gastos económicos. Sin embargo, según los profesionales, todavía existe cierta dificultad para que la comunidad comprenda estas consecuencias:
“Hay un concepto erróneo instalado entre la ciudadanía, de dejar la salud gratuita, no gratis. Por lo que hay que ser eficiente en los costes: tanto los profesionales como la ciudadanía” — Jorge Fernández Parra, presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM), al diario El Confidencial.
Reducir los tiempos de espera debe ser una responsabilidad compartida
Cuando reflexionamos sobre el rol del usuario que tiene una cita o examen programado y no puede asistir, entramos en el ámbito de la responsabilidad compartida en la mejora de los servicios de salud. Además de exigir mejoras a los responsables de las políticas y a las instituciones públicas, los ciudadanos también pueden desempeñar un papel crucial.
Un punto clave es la conciencia del impacto de nuestras acciones individuales en la atención sanitaria. El simple hecho de asistir a citas y exámenes programados puede parecer trivial, pero cuando muchas personas están ausentes, genera una sobrecarga para los profesionales de la salud y aumenta los tiempos de espera para todos.
Por eso, una forma práctica de ayudar es comprometerse a asistir a las citas y exámenes programados y, si hay circunstancias imprevistas que impidan la asistencia, es fundamental avisarles con antelación para no desperdiciar tiempo y recursos. Esta simple acción puede contribuir significativamente a reducir la presión sobre el sector sanitario.
Además del impacto directo en las listas de espera y la eficiencia del sistema sanitario, las citas perdidas también pueden tener consecuencias importantes para la salud individual de los usuarios. Faltar a citas médicas puede provocar diagnósticos tardíos, progresión de enfermedades no tratadas y, en última instancia, complicaciones prevenibles. Por lo tanto, al faltar a una cita programada, no sólo comprometemos la calidad y eficacia de nuestra propia atención, sino que también ponemos en riesgo nuestra propia salud y bienestar.
¿Qué sucede cuando el usuario intenta cancelar una cita, pero hay dificultades para contactar con los servicios?
Como ya hemos visto, cancelar las citas con antelación permitirá a hospitales y centros de salud asignar a otros pacientes al mismo espacio, reduciendo las ausencias y reduciendo las listas de espera. Esta práctica también ayuda a maximizar los recursos y evitar gastos innecesarios en compromisos que, al final, acaban incumpliéndose.
Sin embargo, en muchas unidades de salud los intentos de contacto quedan sin respuesta. Dado el elevado número de llamadas, las secretarias clínicas en muchos casos no pueden garantizar una devolución de la llamada.
En este sentido, quien busca cambiar la fecha de la consulta o examen termina utilizando otros canales, como el correo electrónico -que puede no garantizar una respuesta oportuna- o personalmente. Todo esto consume tiempo y recursos innecesarios. ¿Cómo podemos mejorar el contacto y así reducir las inasistencias a los servicios de salud? Invertir en tecnología al servicio de los usuarios es una de las soluciones.
Uno de los mayores ejemplos de este tipo de tecnología es la solución Aurora teleQ, implementada en varios países europeos. Cuando el usuario llama al hospital o centro de salud, el programa informa la hora exacta en la que los administrativos le devolverán la llamada. De esta forma se garantiza que todas las llamadas se realizan y nadie queda sin respuesta.
Al implementar una solución de esta naturaleza, las instituciones de salud permitirán un mejor contacto entre los servicios y los pacientes. Así, en caso de no poder acudir a una cita, el usuario puede avisar al hospital con suficiente antelación, permitiendo a las secretarias clínicas cubrir la vacante con otra persona en lista de espera.
A pesar de todos los desafíos en los servicios de salud, la verdad es que todos podemos ayudar, de una forma u otra. Al reconocer la importancia de cada individuo y su capacidad para marcar la diferencia, podemos trabajar juntos para enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro más saludable y resiliente para todos. Por pequeña que sea la contribución de cada persona, cuando se combinan, estas acciones pueden tener un impacto significativo en la lucha contra la presión sobre el sector sanitario.
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